Friday, 2 March 2018

MI PASION HIPICA o MI PASION POR EL HIPISMO


TITULO   :      MI PASION  HIPICA  o  MI PASION POR EL HIPISMO



AUTOR:       ROBERTO AUGUSTO MARTIN MONTILLA





Fecha de inicio:   12/02/2006





                                   INTRODUCCION




En un foro hípico muy conocido coordinado por una persona que en realidad siente el hipismo, ( y a quien conociéndolo < no nos conocemos personalmente> solamente por correos  he podido deducir de que es un señor ponderado, correcto y justo), denominado Anécdotas Hípicas Venezolanas me llamó positivamente la atención una expresión de uno de los foristas o miembro participante del mencionado foro hípico quien muy sabiamente decía : “ el hipismo una pasión no un vicio “. Estoy completamente de acuerdo con eso, de hecho en una oportunidad que escribía unos tips hípicos para una revista del medio utilizaba muy a menudo dicha expresión. Es quizás, de allí que nace el título de éste tan personal libro. Nunca he sido ni me he considerado un escritor mas sin embargo la misma pasión de la que hablamos me ha inducido a escribir este humilde relato de mi paso por la hípica en el transcurso de mis años de vida que sé cuántos tengo pero no cuántos me quedan. Sólo el Creador lo sabe.




                                                                                                       






Cuando se habla de pasión hípica solo aquellos que la sentimos podemos entender de lo que hablamos. Entiendo que no es fácil para aquellos que no la sienten poder comprenderla. En realidad, yo a veces digo que nací hípico, que soy hípico por ósmosis o que llevo el hipismo en la sangre, cualquiera de estas expresiones cabría en mi caso ya que en verdad se cumplen esas condiciones. Mi padre era un hípico completo ( propietario, entrenador , criador ) cuando yo nací. De hecho recuerdo que él en tono de broma o guachafita como decíamos los caraqueños para aquél entonces
 ( 50’s ) me decía que “yo tenía conciencia de caballo “, en realidad poco faltó para que naciera en el Hipódromo de El Paraíso ya que un día sábado de septiembre ( 4 ) de 1943 esperando mis padres el inicio de las carreras tuvieron que salir de emergencia a la Policlínica Caracas en la Parroquia de Santa Rosalía ya que se le habían presentado los dolores de parto a mi madre. Nací en el transcurso de esa tarde.
Así pues, desde que tengo uso de razón estoy imbuido en esa maravillosa actividad que abarca el espectáculo más bello del mundo que es el mundo de las carreras de caballos. De esa inocente etapa de mi vida me quedan gratos recuerdos de una hípica que se llegó a denominar “ El Hipismo de Oro de Venezuela “. En verdad así fue, aquél que no lo conoció no puede saber lo que es eso. Por eso estoy de acuerdo, aunque nunca me ha gustado comparar épocas, cuando converso con hípicos contemporáneos o mayores que yo  (todavía hay algunos) en que hay una diferencia abismal de aquel hipismo y ahora. Prefiero no entrar en apreciaciones comparativas, por ahora. Recuerdo de aquella época grandes figuras de nuestro hipismo, extranjeros incorporados e integrados a nuestra patria y venezolanizados o nacionalizados o como les decíamos en broma “reencauchados” y venezolanos nacidos en el país. Iré mencionándolos sin orden cronológico ya que recordar con exactitud hechos de hacen más de 50 años no es fácil. Así como recuerdo de niño que oía hablar de Pedro Emilio Yumar como una de la grandes figuras entre los jockeys, y en realidad no lo conocí, la mayoría de los que llegue a mencionar en éste recuento hípico si tuve la oportunidad de conocerlos y todavía con muchos de ellos tengo la oportunidad de conversar de vez en cuando: “ recordar es vivir “.





En realidad, mis recuerdos de vivencias hípicas se remontan a finales de la década del 40 y principios del 50 del siglo pasado, a pesar de mi corta edad para ese entonces. Hay cosas que no se olvidan y que se graban en la mente del ser humano unas con más profundidad que otras o quizás hechos que nos llamaron más la atención que otros ( esto se lo dejo a los sicólogos ). Época que para aquellos que no la conocieron no es fácil describírsela por que la matriz de opinión y el concepto que tienen de la hípica las nuevas generaciones es muy diferente a aquello. Recuerdo a un jockey argentino a quien le decían “ el cochero Martucci “ por su estilo de montar quien hiciera una corta pasantía en nuestro país ganando con un caballo nacido y criado en Argentina de mi padre de nombre CLARIN II  (Cruz Diablo en Belleza), un alazán de más de 500 Kgs de peso, ganando una carrera en un fangal indescriptible por más de 20 cuerpos de ventaja. Por cierto, éste caballo lo llevó mi padre a la cría a su primer haras “ Haras Mi Tesoro”, en Los Teques y posteriormente se instaló en San Antonio de los Altos con el nombre de Haras El Picacho. Recuerdo que su primer hijo nació en éste haras y  fue mi regalo de cumpleaños (MIS 15) cuando ya era un yearling, ingresó al hipódromo de El Paraíso y fue registrado como Clarincito (ClarinII en Alma Mía). Lamentablemente no pudo actuar en carreras públicas ya que no hubo jockey que se atreviera  a montarlo dado su temperamento poco usual en los puros de carreras.  Por cierto, su madre la yegua Alma Mía fue el último triunfo del finado jockey puertorriqueño Jesús Cruz, quien para ese entonces era  traqueador  en la cuadra de Roberto Martín y quien años después falleciera en lamentable accidente atropellado por un autobús en las cercanías del  estacionamiento del Hipódromo La Rinconada  En aquél entonces entre los pocos narradores hípicos que habían estaba  Luis Delgado Campos con un estilo muy peculiar de la época de narrar las carreras. Por cierto, no había escuchado ese estilo narrativo más nunca hasta que en 1985 en Santo Domingo, RD, tuve la oportunidad de escuchar a un narrador hípico dominicano con una forma de narrar muy parecida. Tengo entendido que ese narrador era el Aly Khan de la República Dominicana en ese entonces. Así como me permito relatar ésta anécdota muy puntual por cierto, también hay hechos y recuerdos que uno mantiene en su memoria. No creo que pueda olvidar, por ahora, ciertas anécdotas que todavía puedo relatar y no esperar a que me alcance el alemán y no pueda después recordar. Es el caso de la llegada a nuestro país de uno de los mejores jinetes que hemos tenido en nuestros patios hípicos. Se trata de Balsamino Moreira, a quien mi padre trajo de Chile contratado para correr exclusivamente sus ejemplares, posteriormente lo dejó libre para montar caballos de otras cuadras, considerado como uno de los mejores jockeys
 que  hemos tenido en nuestro país. A finales del año 1953 me tocó en suerte bajar al viejo aeropuerto de Maiquetía a recibir a Balsamino con el chofer  del    negocio de mi padre de apellido Méndez , conocido en dicho negocio “ Tipografía Caracas “ como “ plomito “ . Mi padre  no podía bajar en ese momento por razones de trabajo y me pidió para que yo lo recibiera y lo instaláramos en su lugar de hospedaje ya destinado a su llegada. De allí que hasta su fallecimiento Balsamino me decía “ Mi Patroncito”.  En una entrevista que le hiciera a Moreira el recordado y buen amigo periodista hípico J. R. Ball  para  El Períodico  (Diario de Aragua) (02/02/1989) entre las tantas cosas que el entrevistado dijo, cito textualmente:  “Tuve suerte. Me contrató todo un señor: Don Roberto Martín, a quien Dios lo tenga en su gloria. ¡ Esos eran señores del turf ¡.”   Ya decía anteriormente que no era fácil para aquellos que no conocieron esa época y que están inmersos en la hípica actual poder entender eso. Esa época, llamada “ El Hipismo de Oro “, realmente nos catapulta hacia esa actividad en la cual se produce el espectáculo mas bello del mundo como son las carreras de caballos  y  convierte a Venezuela en un país hípico por excelencia y con una afición sumamente fiel, estoica, aguantadora, llevadera y que ha logrado mantener viva nuestra hípica actual a pesar de todas las barbaridades que han cometido algunos de sus dirigentes especialmente en los últimos ocho años. Conocimos a una de las grandes glorias venezolanas como fue  Don Perfecto Antonio Chapellín, “ El Caballero de la Pista “. Uno de los jockeys más respetado y querido por sus colegas y por aquellos que lo conocían, tanto en el entorno hípico como en su entorno familiar . Época en la cual surgieron muchos nombres conocidos, algunos ya no están con nosotros, otros todavía visitan las instalaciones del hipódromo o de los hipódromos. Por casualidades de la vida aquél   “ Caballero de la Pista “  con quien hice amistad siendo un niño en la década del 50 del siglo pasado y con quien ya existían nexos familiares  resultó ser posteriormente tío-abuelo de mi actual esposa a quien conocí 30 años después. Siempre hablábamos de la “ Familia Hípica “, ahora es que lamentablemente de unos años para acá eso ha empezado a desaparecer.



 Cómo decía anteriormente, “ Recordar es Vivir “ y acotaba que mientras el alemán no me haya agarrado todavía, pues debo utilizar esa memoria que todavía nos queda para seguir relatando aquellas cosas que recordamos de nuestro llamado “ Hipismo de Oro “ Uno de los contrastes, como decía no me gustan las comparaciones pero a veces hay que hacer comentarios y relatar experiencias que terminan llevándonos a comparaciones inevitablemente y por eso utilicé la palabra “ contrastes”, de la hípica nuestra por ejemplo en el año 1953, considerada por los hípicos de la época y muchos más como el año  “ DORADO “  de nuestra hípica, de la cual en parte me siento orgulloso de que mi papá formó parte de esa directiva presidida por el Tte. Cnel. Roque Yoris. Una directiva que impulsó al Hipismo Nacional incorporándolo a la hípica mundial entrando por la puerta grande. Un hipismo que se venía acrecentado más y más desde su nacimiento en 1894 atravesando obstáculos, con sus bemoles característicos de todo aquello que con amor y pasión y ahinco y decisión se lleva a cabo. En aquella época se atendía con honestidad, honradez y rectitud los lineamientos de atención a la asistencia social que posteriormente seis años después sería letra principal en el decreto-ley de la formación del INH  “ beneficencia pública”. A título informativo puedo dar ésta cifra del año 1953 entregado a la asistencia pública de la época con una jugada incipiente ya que había un solo hipódromo nacional con una jugada no automatizada sino manualmente rudimentaria pero manejada por SEÑORES. Resumen de lo mencionado:” APORTE DEL HIPODROMO NACIONAL A LA ASISTENCIA SOCIAL: Temporada 1953:   10 % sobre monto sellado de “5 y 6” : Bs. 9.461.552,50……..Sobreprecio de boletas de “ 5 y 6 “ (Bs. 0’50 por cada boleta sellada): Bs. 4.686.785,50     =   Bs. 14.148.338,oo ”    ( tomado del Libro de Oro del Hipismo Venezolano, año 1954, página 159).  Considerando que hacen 53 años nuestra moneda valía  ( 1 US$  =  Bs 3,35 ), que la jugada era una milésima parte de lo que se juega ahora, me pregunto : ¿ pueden estas autoridades presentar informes de esa naturaleza?. Es conveniente acotar que los directivos, < repito, SEÑORES> de dicho Hipódromo Nacional eran nombrados a título ad-honorem y no percibían ni un centavo por sus servicios. ¡  Qué diferencia ¡ ¡¿ Verdad ¡?. En fin, por eso es que las comparaciones no dejan de ser odiosas. “ La verdad duele más no ofende”. –Por cierto, le correspondió a esa Junta Directiva adquirir los terrenos de la hacienda La Rinconada, lugar en el cual se construiría el Hipódromo La Rinconada. Le pagaron a Enrique Lander Alvarado dueño de dichas tierras la cantidad de unos veinte millones de bolívares con fondos que habían sido aportados por los propietarios de la época a través de retenciones en sus premios y aportes extras hechos por ellos voluntariamente .¡  Qué época ¡ .  Mientras estoy escribiendo este libro o anecdotario sin orden me entero de la lamentable muerte de José Eduardo Mendoza, mejor conocido como                   “ Miralejos”, sin duda alguna uno de los mejores narradores de carreras de caballos en Venezuela , por supuesto ha habido muchos buenos, regulares y malos, pero                  “  Miralejos  “  pasará a la historia del hipismo como uno de los mejores, aunque ya a estas alturas es historia, es leyenda, es recuerdo, es uno de los grandes. Me recuerda en mi época de niño y adolescente a los grandes narradores hípicos de la  década de ese         “ Hipismo de Oro “, Miralejos, Don Fulgencio < Juan Fco. Rodríguez>, Mr. Chips< Eloy Pérez Alfonso>,  ( con los dos primeros se iniciaba Aly Khan en Caracas), anteriormente Luis Delgado Campos, Luis Plácido Pissarello y otros.  Con los años vendrían varios muy buenos, de los cuales todavía una gran mayoría se encuentran activos relativamente a pesar de los contratiempos y ataques de los cuales han sido objeto por parte de las autoridades de turno. Muchos de ellos amigos, Héctor Alonso, Omar Khayam, Alejo Caminos, Carlos Alberto Arteaga, Jóvito Torres, Arquímedes Alemán, José Arturo Sulbarán, Jesús Sulbarán, Gustavo Ríos, Jesús Rafael Campos , Blas Federico Jiménez, Andor Tarkany, en fin, tantos otros que quizás no mencioné en este momento pero que tienen iguales méritos y reconocimiento  a los aquí mencionados. Regresando al siglo pasado, por allá por la década de los 50, que no me canso de calificarla como la época del “Hipismo de Oro” de Venezuela tuvimos hazañas internacionales inolvidables y que inmortalizaron a protagonistas que formaban parte de nuestro ámbito hípico y que estaban en el día a día, codo a codo, tolete a  tolete (como decía por ahí un viejo ex-presidente de Venezuela) , ellos fueron   El Chama  y Préndase, ejemplares de origen argentino pero corredores en nuestro patio quienes nos dieron grandes satisfacciones a los hípicos venezolanos de la época al protagonizar un interesante duelo en el Gran Premio Washington Internacional de 1955 llegando primero y segundo con los jinetes Raúl Bustamante mejor conocido como “Mano’e Tigre “ y Angel Gutiérrez  < El Colorao>, estrellas de la época. De esa época, siendo todavía un adolescente, cultivé grandes amigos endosados por mi padre y quienes con el transcurrir de los años sobrevivieron a mi viejo quien falleció en el año 1970 y siempre mantuvimos una estrecha amistad hasta que la mayoría de ellos nos fueron dejando. Entre ellos debo recordar a Jesús Lander Guzmán, conocido como “Chuchú”, Decano de médicos- veterinarios y quien me acompañara como veterinario de cuadra de mis caballos en los ochenta cuando dichos ejemplares me los entrenaba Andrés España Marín, otro de mis grandes amigos hípicos que nos dijeron adiós. Por cierto, con los hijos de Chuchú siempre he mantenido  amistad sincera, Raúl Lander Reverón, entrenador y veterinario compañero de clases en el Colegio San Ignacio de Loyola, Tito Lander , excelente veterinario y gran amigo y por supuesto con su hijo Jesús, criado bajo las patas de los equinos y con amplios conocimientos y experiencia sobre los mismos a pesar de su juventud. De allí del Colegio San Ignacio tuve grandes amigos, con algunos todavía mantenemos alguna que otra comunicación, con otros se ha perdido la misma, sin embargo se mantiene esa amistad perdurable de la niñez y la adolescencia. Entre ellos con Bernardo Briquet Serizier, quien desde niño nos acompañaba a mi padre y a mí a las carreras de caballos en El Paraíso. Estudiamos y nos graduamos juntos Mantuvimos una estrecha y sincera amistad, compartimos responsabilidades gremiales, gerenciales, y de índole hípica en todos sus aspectos mientras él era Presidente del Jockey Club de Venezuela  < en varias oportunidades > yo lo era de Coproca  < también más de una vez > nos tocó trabajar y luchar por logros y reivindicaciones propietariales. Igualmente fuímos Miembros del Directorio del INH en la misma Junta y nos correspondió luchar y trabajar por una mejor hípica en nuestro país. Siempre en un ambiente de cordialidad y respeto, manteniendo una verdadera y sincera amistad, la cual continuó hasta sus últimos días.-  Rafael Guerra “ Guerrita”, el sempiterno handicapper, inigualable, incomparable, sabía hacer su trabajo, también nos dejó hace un tiempo. Rodolfo Pereira Chapellín “ El Pibe”, quien además  de formar parte de mi entorno familiar fuera uno de mis grandes amigos hípicos, primo de Perfecto Antonio Chapellín, otro de mis grandes amigos hípicos que nos dejara, también perteneciente a mi entorno familiar. Recuerdo a Luis Morales Balestrazzi, conocido como “ Lengua Amarrada “, quien fuera nuestro amigo hasta sus últimos días. Luis hizo pasantía en la cuadra de mi padre en El Paraíso a comienzos de la década del 50. Mi viejo le entregó una yegua inglesa de nombre Polka para que se fogueara con ella como preparador de puros de carreras, con ella ganó una carrerita, al mismo tiempo él nos entrenaba en natación a mi hermano Julián Roberto y a mí en el Club Casablanca, en Maripérez, lugar que ocupa ahora la Hermandad Gallega. Igual amistad tuvimos con Enio López, fuimos vecinos en El Paraíso por muchos años. Trabajamos juntos en diferentes etapas en los hipódromos nacionales, siempre con un Norte: lo mejor para nuestro Hipismo.. Mantuvimos una sincera amistad y prolífica amistad hasta su reciente fallecimiento. Decían en los pasillos y corredores hípicos que Enio había sido una víctima más de las autoridades de turno del INH.   De esa época y hasta ahora hemos mantenido amistad con Jorge Coll Núñez, extraordinario director del Stud Book de Venezuela, baluarte en el mejoramiento y estabilización del mismo, así como con el Dr. Rafael Rodríguez Navarro, Presidente del INH en dos oportunidades, ambos siguen con nosotros afortunadamente y Dios quiera que les dé una larga vida.

(Nota: para esta fecha que escribo este inicio de este libro todavia vivian algunos de los amigos mencionados...Aclaratoria hecha hoy 02/03/2018)


http://www.anecdotashipicas.net/Personalidades/RobertoAugustoMartin.htm

http://www.anecdotashipicas.net/Personalidades/RobertoMartin.htm







































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